Juan es un niño de 3
años que cuando llega al colegio llora, grita y patalea sistemáticamente por
una excesiva "ansiedad por separación" de sus padres.
¿Se puede modificar este comportamiento? ¿Cómo? describe
pautas concretas de actuación para la modificación paulatina de esta conducta
disruptiva.
Juan, todos los días por la mañana cuando sus padres le dejan en el
colegio, esté se pone a llorar, gritar y patalear. Juan desarrolla esta
conducta por una excesiva ansiedad de separación de sus padres. Cada vez que
los padres de Juan se van del colegio, el niño comienza con la conducta
inadecuada.
Para que Juan deje de realizar esa conducta se necesita una intervención
en colaboración tanto de la maestra como de los padres de Juan.
La maestra hará entender a Juan que al colegio se va a “jugar” y que sus
padres vendrán después a recogerle, pero que se tiene que portar bien porque si
se porta mal a sus padres no les va a gustar.
Cuando Juan comience a llorar, gritar y patalear de nada sirve gritarle o
cosas similares como estar detrás de él todo el tiempo, porque entonces le
estaríamos prestando atención y eso para él sería un reforzador positivo ya que
consigue lo que se propone y la conducta no se extinguirá.
Cada vez que Juan entre al colegio sin llorar o cuando pare de llorar se
le hará saber que lo ha hecho bien, elogiándole o por ejemplo diciéndoles a sus
compañeros “mirad, que bien lo ha hecho Juan hoy” o similar. También cada vez
que el niño no realice la conducta problema podremos dejar que este haga algo
que le guste, como por ejemplo poner las pegatinas del día de la semana que sea
y la del tiempo que haga ese día. Es lo que llamamos reforzadores positivos.
A su vez, se puede también usar a los demás compañeros de clase como
modelo de buena conducta, le diremos a Juan que mire a sus otros compañeros
como se despiden de papá y mamá y entran a clase contentos si llorar. Juan podrá
imitar la conducta de los compañeros.
Los padres cuando se vayan del colegio no deben prestar mas de la
atención necesaria al niño, tienen que tener una actitud serena, no ser
dramáticos, que no les de pena dejarle en el colegio así, no debe de haber un
exceso de protección, no pueden ir a abrazarle y decirle “no llores hijo,
pobrecito…”, porque el niño estará consiguiendo su propósito, la atención de
sus padres y no dejará de realizar la conducta problemática.
Por el contrarío, cuando el niño se quede en el colegio sin llorar ni
patalear sus padres ahora sí, podrán elogiarle y premiarle de alguna forma como
por ejemplo bajando al parque a jugar.
Resumiendo, toda conducta es posible modificarla, en este caso podremos
utilizar las técnicas de modelado de conducta, de reforzamientos positivos y de
retirada de atención con Juan para la eliminación de la conducta disruptiva.
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